domingo, 5 de marzo de 2017

Observando a las mujeres que viven a mi alrededor

Existe gran diversidad de mujeres en mi entorno. Si tuviera que clasificarlas seguramente lo haría desde un punto de vista generacional pues sí que puedo apreciar que la edad es un factor importante a la hora de reproducir estereotipos, pero no decisivo afortunadamente. La generación de mi madre y de mis tías ha desarrollado su tarea fundamental en el hogar, desde el espacio privado pero como un gran bastión en la familia, y con proyección de cambio, es decir, concienciando nos a las nuevas generaciones de la necesidad de no depender económica de otra persona.
Las mujeres que me rodean y son de mi generación más o menos se han hecho eco de esas recomendaciones de independencia y son en su mayoría tituladas universitarias y emprendedoras o con un puesto de trabajo importante, y las que además se han lanzado a la maternidad son auténticas malabaristas. En todos los casos las mujeres son las que llevan la batuta de una orquesta muy compleja y que piden a gritos más implicación,  ya sea a sus parejas, a sus familiares, a las administraciones o a la sociedad en general.
Otras han elegido no tener descendencia, no sin antes una reflexion profunda acerca de dicha decisión, y se sienten bien por ello.  Y mientras tanto, las que hemos tenido hijos e hijas, y al mismo tiempo trabajamos fuera de casa, o nos dedicamos a buscar trabajo, somos blanco de las críticas de nuestras mayores, que nos animaron a trabajar fuera de casa, y observan atónitas cómo las tareas y las responsabilidades se nos han multiplicado, y nos ven en desventaja en comparación con sus propias experiencias. "¡Cualquiera diría que  vamos para atrás, como los cangrejos!"

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